2 - La Creación de un Repetición de Minutos
Para ensamblar el Repetición de Minutos más refinado, no puede haber métodos simplificados.
La mayoría de los fabricantes de relojes consideran el mecanismo de repetición de minutos la máxima complicación individual en relojería. Cada reloj es único y exige un maridaje perfecto entre la innovación tecnológica y el aporte humano. Solo cuando todos los componentes están acabados, ensamblados y colocados de manera óptima se puede ofrecer una sonería de precisión y crear un sonido perfecto. Por eso todos los Repeticiones de Minutos producidos por Patek Philippe deben pasar la prueba de audición del Sr. Stern. Una vez que recibe su aprobación, el timbre se graba y se guarda en los archivos de Patek Philippe para la posteridad.
El maestro relojero
Antes de que los timbres puedan producir el sonido más nítido posible, deben colocarse en el reloj y afinarse perfectamente en su posición final. Y, como suele ser el caso en el arte de la relojería, el éxito o fracaso de esta operación depende en última instancia del pulso firme, la paciencia y la habilidad del maestro artesano.
En Patek Philippe los maestros relojeros son los responsables de los inimitables timbres de la sonería en estos valiosos instrumentos de medición del tiempo. Su agudeza visual demuestra la tranquilidad y sabiduría necesarias para este trabajo en un microcosmos de componentes diminutos, como áncoras, muelles y tornillos.
Cuando se acoplan los timbres al movimiento, armados con la lupa, unas pinzas y un destornillador de precisión, se hace evidente que la relojería no tolera en absoluto la impaciencia. Antes de poder ajustar correctamente los timbres, los relojeros deben afianzarlos en el movimiento, activar los martillos y afinar su experto oído. Si el sonido no es perfecto, se vuelven a desmontar los timbres. Se elimina una fracción del metal, los timbres se curvan mínimamente y se vuelven a encajar en el movimiento para comprobarlos de nuevo mediante golpes sucesivos del martillo.
Este proceso de acoplar, golpear, desmontar y volver a colocar los timbres puede durar días e incluso semanas. Hasta que el maestro relojero no guarda sus herramientas, el proceso no se da por finalizado.
Naturalmente, esta es solo una de las múltiples comprobaciones y pruebas a las que se somete este milagro micromecánico antes de llegar a la muñeca de su futuro propietario.
Golpeo del gong
Los timbres han sustituido a la campana que solo tenía un único tono de vibración y requería mayor espacio. Sin embargo, los timbres son difíciles de regular y requieren un oído muy fino y gran destreza manual para revelar su verdadera naturaleza. En la mayoría de los Repeticiones de Minutos hay dos timbres que el relojero experto debe ajustar a mano para conseguir una reverberación armónica completa. La potencia del golpe de cada martillo también debe regularse individualmente para no saturar los timbres. La sensibilidad manual y auditiva del relojero es de gran importancia en esta etapa crítica de creación de un Repetición de Minutos.
Como con cualquier reloj de sonería, algo tiene que golpear los timbres y, en este caso, son los martillos. Como en un Repetición de Minutos tradicional suele haber dos timbres, también hay dos martillos. El peso y la posición de cada martillo debe adaptarse perfectamente al timbre correspondiente. Además, es muy importante que la fuerza del muelle que controla cada martillo sea exactamente proporcional al peso del martillo, de otro modo, el sonido sería poco nítido y resultaría demasiado débil o demasiado fuerte. El ajuste de los muelles de los martillos, que llevan a cabo los maestros relojeros, también desempeña un papel primordial en la calidad de un buen Repetición de Minutos.
El reto
Un reloj de pulsera solo puede alojar timbres pequeños, también llamados clásicos, y conseguir un sonido nítido y convincente supone uno de los mayores retos. Aunque la calidad acústica de los relojes de Repetición de Minutos de pulsera de Patek Philippe era ya legendaria, a principios de 2000, la compañía creó un nuevo mecanismo de repetición que ofrecía una experiencia acústica distinta: el carillón "catedral". El carillón catedral se diferencia de los tradicionales por su extraordinaria duración. Los timbres del carillón catedral están enroscados alrededor del movimiento con una longitud equivalente a casi dos circunferencias y, por lo tanto, son dos veces más largos que los clásicos. El resultado es una vibración muy estable con un sonido rico y una reverberación especialmente larga.
Sin embargo, la utilización de este timbre presenta unos retos técnicos considerables. Los timbres solo van sujetos a un extremo por lo que es muy difícil enroscarlos alrededor del movimiento en dos vueltas sin rozar la caja, el movimiento o entre sí (lo que deterioraría la calidad del sonido). El problema se ha solucionado mediante la configuración helicoidal de los dos timbres y los orificios de la caja. Este diseño permite suficiente espacio para los dos timbres "catedral" y de ese modo pueden vibrar libremente en toda su longitud y generar una reverberación del sonido clara y audible.
La duración inusual del carillón "catedral" no es la única razón por la que se consigue un sonido nítido: la aleación de acero utilizada en su fabricación es crucial en este tipo de resonancia. Los especialistas de Patek Philippe experimentaron durante años para llegar al metal híbrido idóneo.
Conseguir una acústica perfecta también depende del ritmo de la secuencia de la sonería. La velocidad en que los martillos golpean los timbres está controlada por un regulador centrífugo que garantiza un golpeo uniforme, en vez de en una secuencia acelerada. Al contrario de lo que ocurre en otros sistemas tradicionales, el regulador centrífugo es muy superior al resto, gracias a su funcionamiento extremadamente silencioso y a su estabilidad de control.
Redescubrir un arte olvidado
Tradicionalmente la fabricación de los timbres se encomendaba a un número muy reducido de artesanos especializados. Patek Philippe, por tanto, tuvo que investigar extensamente para rescatar estas especialidades y poner en práctica las técnicas necesarias para reestablecer este oficio.
Es más, en una época en la que no existían las pensiones por jubilación, los creadores de timbres consideraban que su experiencia y conocimientos metalúrgicos eran una especie de seguro que les permitiría seguir trabajando mientras pudieran continuar con su oficio. Por este motivo, no guardaban registros escritos de sus conocimientos, de los que habrían podido beneficiarse generaciones futuras. Aunque este oficio relojero tan especializado se extinguió a todos los efectos a pricipios de la década de los 70, Patek Philippe ha reconstruido y perfeccionado los conocimientos y las técnicas de la producción de timbres, acumulando gran cantidad de información para la posteridad que de otro modo se habría perdido.